Ahí, en el silencio, en espacio de reflexión. Ese instante estático donde la consciencia y existencia se encuentran. Ahí, en el preciso punto donde uno se siente vivo y el tiempo parece dejar de caer.
Sentir(se) El despertar de los sentidos, de la vida misma.
La inmediatez ha desdibujado la belleza de la espera, la magia y maravilla que esconde la paciencia. Es curioso que el desarrollo a su vez provoque un retroceso humano.
Se desvanece discretamente el valor de la perseverancia y aprender a recibir en su tiempo, Ese, el preciso y correcto.
Así, sin afanes y ansiedades, y tampoco preocupaciones.
En el ruido, donde se confunden las ilusiones y se es falsamente saciado con mentiras de lo hecho a medias, la creación se encuentra inventando explicaciones a su vida.
Esa que no terminaron de entender, y aun así, desesperadamente, le buscan, un sentido racional y claro.
Algo que, por supuesto, no podemos entender los seres humanos. Ahí, en la paz de la quietud. En el silencio, se esconde el secreto, el de la vida.